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"La ley promete un 'derecho a morir' cuando ya no tenemos los medios para garantizar el derecho a ser tratados".

"La ley promete un 'derecho a morir' cuando ya no tenemos los medios para garantizar el derecho a ser tratados".

"Libertad individual", "derecho supremo", "progreso social": el proyecto de ley actualmente en debate, que pretende legalizar la eutanasia y el suicidio asistido, es promovido hoy por un sector de la izquierda como una lucha progresista. ¿Y si se tratara más bien de una ficción liberal, la de un individuo exitoso, autónomo, impecable, incluso hasta su muerte? ¿Qué defendemos realmente hoy, en nombre del progreso, con el mal llamado “derecho a morir”?

Esta afirmación se basa, en particular, en el mismo viejo estribillo: la opinión popular es favorable, incluso ¡lo exige! Sin embargo, una primera observación es clara: esta opinión está mal informada respecto de lo que existe hoy en día, de lo que es posible cuando una persona está enferma y sufre. «Asistencia activa a la muerte», rechazo o cese del tratamiento, sedación y alivio: explotamos así una opinión que sabemos que está insuficientemente informada, pero que está enteramente preocupada por la angustia de la enfermedad, de la vejez, de la dependencia y de la muerte.

En Francia hoy en día, cualquier persona enferma puede decidir el nivel de cuidados que desea continuar o suspender. Puede aliviarse y acompañarse, desde analgesia hasta sedación. Sin embargo, estas posibilidades suelen ser poco comprendidas por el público en general, los legisladores y, a veces, los profesionales sanitarios. Muchos debates se basan en estos malentendidos. Esta confusión alimenta los discursos que trivializan la muerte médicamente administrada, que se nos presenta como solución al sufrimiento. Pero antes de responder con la muerte, veamos la realidad.

Representaciones ageistas y capacitistas

Cuando uno se enfrenta a una enfermedad, cada uno puede imaginar fácilmente lo que necesitaría: poder ser controlado en el hospital con tranquilidad, tener cuidadores accesibles en la ciudad y en casa si es necesario. A medida que la enfermedad progresa, puede ser necesaria una consulta en un centro de manejo del dolor, apoyo psicológico o seguimiento por parte de un equipo de cuidados paliativos. Pero sabemos que nuestro sistema de salud está colapsando.

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